Blanco y en barrica. Vinos blancos fermentados en barrica.

 En TIPOS DE VINO

Existe un modo de elaborar los vinos blancos que los hace verdaderamente diferentes. Los vinos blancos fermentados en barrica. No es extraño oír a gente decir que no le gusta el vino blanco y que prefieren los tintos “con madera”. Quizá esas personas busquen la mayor complejidad y profundidad que te aporta un vino tinto que ha pasado por barrica. En frente: la frescura y ligereza de un vino blanco sin crianza. Bien, pues hay un tipo de vino blanco que nos va a lograr aportar muchas de estas cosas que solemos encontrar en los tintos envejecidos en madera. Son los vinos blancos fermentados en barrica.

Hoy en día podemos encontrarnos con muchas referencias de vinos blancos que rezan en la etiqueta el concepto: “fermentado en barrica”. Pero… ¿qué significa el término “fermentado en barrica”? ¿No todos los vinos son fermentados en barrica?

Al contrario que ocurre con los vinos tintos, los cuales fermentan junto a los hollejos para obtener la coloración necesaria, los vinos blancos, por lo general, fermentan separadamente de pieles y hollejos. De ahí que su astringencia, debida a la presencia de taninos, sea mucho menor… casi nula. Esta ausencia de hollejos facilita enormemente el trabajo de removido en el interior de las barricas (normalmente de 225 L de capacidad). Un trabajo que sería demasiado arduo en el caso de los tintos. Estos últimos fermentan en recipientes mucho mayores donde es más fácil trabajar a gran escala con las pieles y hollejos.

El término “fermentado en barrica” va a estar asociado a vinos blancos que han hecho la fermentación en el interior de estos recipientes de madera o barricas. Prácticamente la totalidad de los que han fermentado en barricas, van a pasar periodos de crianza posteriores en su interior. Es por esto que los conceptos de “crianza en barrica” y “fermentado en barrica” llegan a solaparse y complementarse en la mayoría de ocasiones para el caso de vinos blancos. La gran mayoría de vinos fermentados en barrica son también criados en ella.

Sin embargo podemos encontrarnos vinos distintos. Vinos que hayan sido fermentados en depósitos de naturaleza más inerte como el acero inoxidable. Y además, que han envejecido posteriormente en barricas de roble. En este último caso, el aporte aromático de la madera es mucho más notable que en los vinos fermentados en barricas. Los vinos fermentados en barrica mantienen sus lías (sedimentos generados por la actividad de las levaduras) durante todo el proceso. Las lías se conjugan con las sustancias aportadas por la madera, minimizando el aporte de aromas provenientes de la barrica. La rotura o muerte de las levaduras cede al vino una serie de sustancias. Estas, junto a los polifenoles aportados por la madera, hacen de los vinos blancos fermentados en barrica vinos mucho más complejos, estructurados y untuosos.

Son vinos que por su complejidad piden una temperatura ligeramente más elevada que los vinos blancos tradicionales. Además, también debido a esa estructura, pueden guardarse durante algunos años mejorando incluso sus condiciones organolépticas. Por último y debido a sus características son vinos que van a poder maridar con platos de una mayor contundencia y contenido graso.

En particular, somos amantes de los vinos blancos fermentados en barrica, por su estructura, por su textura y su complejidad. Los vinos blancos fermentados en barrica siempre serán una excelente opción para acompañar casi cualquier comida o cena con la que nos atrevamos.

Viña Cimbrón fermentado en barrica.
Variedad: 100% Verdejo
Bodega: Félix Sanz
D.O: Rueda

 

Rodríguez de Vera fermentado en barrica.
Variedad: 100% Chardonnay
Bodega: Rodríguez de Vera
D.O: Almansa
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