Priorat (I). La historia de una leyenda

 En REGIONES VITIVINÍCOLAS

La Leyenda

Todos los territorios vitícolas tienen una cronología histórica determinada, más o menos anclada en el tiempo. En cambio muy pocas regiones en el mundo donde se cultiva la vid, lo hacen basadas en una leyenda. Este es el caso del Priorat. En ciertos lugares cargados de simbolismo, la tradición construye su propia versión de los hechos dotando de tintes místicos la historia, para poder convertirla en leyenda. La narración cuenta cómo dos caballeros mandados por Alfonso I “el Casto” en busca de un lugar idóneo para instaurar la orden cartuja en la Península lograron llegar a los pies del Montsant. Allí preguntaron a un pastor sobre aquel lugar. Además de informarles, el pastor les relató un hecho místico que sucedía en el valle. En el pino más alto aparecía una escalera por donde subían y bajaban ángeles del cielo. Los caballeros lo comunicaron al rey que ofreció aquel paraje a la orden. Los cartujos levantaron el altar del templo dedicado a Santa María en el mismo sitio donde se encontraba el árbol (1).
Grabado de la subida de los monjes por la escalera junto al Pino.
Así relata una de las versiones que nos ofrece Anna Figueras en una Revista de artes y costumbres populares, con un monográfico dedicadado al Priorat. Poco a poco, se fue forjando la leyenda dando nombre a toda la comarca al mismo tiempo que se iba generando toda una iconografía fuertemente arraigada en el territorio. Por ejemplo, hoy en día en los tapones utilizados por la DOCa, muchas firmas insertan el símbolo de la escalera de siete peldaños que representa el ascenso de los ángeles al cielo conformada por los siete pueblos del llamado Priorat histórico, o más bien se podría decir del Priorat legendario. No obstante, son escasas las referencias escritas sobre la presencia de viñas o la producción de vino durante los primeros años de funcionamiento del monasterio. Sin embargo, con los años la Cartuja de Santa María de Scala Dei creció y se consolido como señorío feudal. Así fueron instalándose los primeros núcleos habitados de los actuales pueblos de Gratallops, Poboleda, Morera, Porrera, Torroja del Priorat, y Vilella Alta, considerados los pueblos históricos(2). Pero el apego entre los pueblos del Priorato no acabaría hay. Persiste un sentimiento de identidad y pertenencia entre los municipios que habían estado bajo la tutela del Prior del monasterio de la Cartuja de Escaladei. Sentimiento que fue reforzado con la creación de la Denominación de Origen de los vinos del Priorat. Ésta se trata de una comarca compleja en la que los límites administrativos no forman un evidente conjunto geográfico, ni cuentan con unos orígenes históricos comunes. Así, pues la comarca es la suma de tres jurisdicciones señoriales medievales: el Priorat de la Cartuja de Escaladei, el condado de Prades y la baronia de Cabassers (3). Esta región enclavada entre montañas y valles da lugar a dos denominaciones de origen de vino diferentes, por un lado la DOCa Priorat que cuenta con los siete pueblos considerados históricos, más Bellmunt del Priorat, la Vilella Baixa, el Lloà y parte de los de Falset y el Molar. Así como DO Montsant que se corresponde con la producción vinícola de los pueblos restantes de la comarca administrativa del Priorat. Pero aquí no acaba la complejidad, ya que deberíamos conocer que el Priorato administrativo y el Priorato histórico no coinciden exactamente con el Priorato enológico. Es decir, los pueblos que fueron designados en el decreto del 1954 para la Denominación de Origen y que en el 2000 se convertiría en la Denominación de Origen Cualificada no correspondían exactamente con las cualidades enológicas exaltadas en la definición de su terroir. Esta circunstancia se ha visto corregida en gran medida con la aprobación del pliego de condiciones en 2013 que especifica al nivel de parcela, incluso llegando al nivel de recinto, aquellas explotaciones vitícolas que son susceptibles de incluirse bajo el amparo de la DOCa Priorat.

La historia detrás de la leyenda

Los inicios de la viticultura en Tarragona La provincia de Tarraco, perteneciente al imperio Romano, ya era considerada como una zona de exportación de vinos donde se indicaba su procedencia Tarraconense, tal y como lo demuestran los escritos de autores latinos. Sin embargo no hay que descartar la presencia de producción de vino en épocas anteriores (4), incluso 1000 años a.C. dentro de la zona minera Molar-Bellmunt-Falset. Igualmente existió una villa romana en esta zona, seguramente la mención de Plinio el Viejo al plumbum nigrum Oleastrense se refiera al plomo de la cuenca minera del Priorat (5). Es aquí donde se atestigua la presencia romana desde el siglo I d.C., muy ligada a los aprovechamientos minero-metalúrgicos donde se fomentó el cultivo de la vid por parte de la sociedad romana de la época. La implantación de la Cartuja de Santa María de Scala Dei El templo que levantaron los monjes cartujos fue consagrado a la virgen María y construido sobre aquel árbol donde aparecía una escalera hacia el cielo. No obstante, son escasas las referencias escritas sobre la presencia de viñas o la producción de vino durante los primeros años de funcionamiento del monasterio (6). En cambio existen algunos documentos datados en 1263, cuando Scala Dei adquirió el término de Porrera donde se especifica la existencia de viñedos así como toneles de vino y todas las herramientas para su elaboración.
Cartuja de Scala Dei. Fuente DOQ Priorat.
La consolidación del señorío feudal cartujano Durante el tiempo en el que los diezmos impuestos por el prior comenzaron a dar sus réditos se instalaron pequeñas entidades de población que constituirán el núcleo de los actuales pueblos: Gratallops, Poboleda, Morera, Porrera, Torroja y la Vilella alta. Progresivamente se fueron ampliando los campos de cultivo donde el vino se complementaba con otros productos de necesidad como granos, legumbres, forrajes, aceitunas, mimbres etc. Los cartujos conocían el cultivo de la viña describiendo las aptitudes de la zona para la elaboración de vino. Los textos pertenecientes al capítulo “Como plantar viña en Scala Dei”, del “Libro de los Vasallos” del siglo XVII o el texto anónimo “Manual de viticultura de Porrera del siglo XVIII”, que reflejan la sabiduría de estos monjes. Estos documentos nos hablan de variedades, suelos, climas y tipologías de las diferentes elaboraciones que se efectuaban en la época demostrando una gran capacidad descriptiva así como un fuerte conocimiento del medio. La especialización vitivinícola Los mercados tanto ingleses como holandeses comenzaron a demandar grandes cantidades de bebidas alcohólicas y debido a bloqueos comerciales, sobre todo con Francia, convirtieron a Cataluña en el principal proveedor. Como consecuencia del interés internacional del mercado de vino y aguardiente el Priorat se especializó en este sector. Comenzaron a florecer también los vinos abocados o de licor. Se instalaron fábricas de aguardientes en algunos pueblos del Priorat, siendo Reus el centro de fabricación de destilados más importante de Cataluña. Siendo Salou el puerto de salida principal de embarque de este tipo de bebidas. El paisaje del Priorat durante el S. XVIII y hasta principios del XIX cambió radicalmente, pasando de bosques y matorrales a campos de cultivo, principalmente de viña. En 1752, Torroja el cultivo de la vid ocupaba el 47,7 % de los cultivos. En Gratallops la renta agraria entre 1804-1808 que representaba el vino era del 70 % del total(7). Este incremento en el nivel de vida llevó a los pueblos a querer librarse de la imposición del diezmo y las cargas feudales impuestas por el monasterio de Scala Dei. Así pueblos como Poboleda, Porrera y Morera mantuvieron una larga serie de pleitos contra el señorio. Incluso llegando a provocar algún incidente y sabotajes varios a las propiedades de los frailes.
Vestimenta habitual de un monje cartujo
El fin del yugo monacal, las desamortizaciones. La abolición de las ordenes monacales por parte de los diferentes regímenes liberales supuso el fin del Priorat como jurisdicción feudal y la destrucción del monasterio de Scala Dei. La supresión de los diezmos en 1841, produjo un cambio en las formas de producción hacia un incipiente modelo capitalista que permitió un aumento significativo en la renta de los payeses (8). El estímulo que provocó el aumento de las rentas y la necesidad de mano de obra permitió un aumento demográfico y del nivel de vida. La aparición del Oídio supuso una fortísima reducción de las producciones hasta que años después se descubrió el remedio cuando a partir de ese momento el azufrado supuso una tarea más en el ciclo del cultivo de la vid.
Ilustración sobre las desamortizaciones
La filoxera, un antes y un después Anteriormente a la llegada de la plaga Cataluña se encontraba inmersa en plena “fiebre del oro” de la viticultura catalana. La viña era el primer cultivo de Cataluña y en el Priorat continuaban aumentando las extensiones de viñedos en detrimento de bosques y zonas yermas (9). En todas las vertientes, por empinadas y pedregosas que fueran se construyeron bancales para mantener a las vides que se encaramaban a la roca. No obstante los vinos del Priorat mantenían una buena fama y prestigio siguieron vendiéndose a granel, principalmente como mezcla de vinos franceses. La gran demanda de vinos, las altas cotizaciones y la presión demográfica dieron lugar al incremento de la superficie cultivada a pesar de la llegada de la temible plaga. Sin embargo la llegada de la filoxera en 1893 al municipio de Porrera, concretamente a la Solana de “Les Viudes” hizo que se cumplieran los peores pronósticos. En pocos años la invasión acabó con las viñas del Priorat y con la cosecha de toda la comarca. La sustitución de las viñas autóctonas por cepas de pies americanos fue la única salida posible. La repoblación fue cara y lenta. Comenzó con las fincas más productivas, mientras que los terrenos de elevada pendiente se replantaron con mayor lentitud. Incluso, algunos lugares de difícil acceso o pendientes escarpadas nunca volvieron a plantarse (10).
Ilustración científica de las formas en las que se presenta la Filoxera
La llegada del insecto supuso una transformación no sólo del paisaje y de las extensiones en los cultivos de viñas, sino también de la diversidad genética prefiloxérica. Los efectos de la plaga fueron devastadores para la comarca prioratina que vivirá un proceso de despoblamiento. En los censos de 1887 y 1900 el Priorat pasó de 27.461 a 22.653 habitantes. Los inicios del S. XX, las guerras mundiales y el movimiento cooperativo Finalizada la primera Guerra Mundial, en 1917, los gastos de producción se habían incrementado un 100 %. Además, Francia había decretado una ley que impedía que los vinos extranjeros fueran utilizados en el coupage. Esto imposibilitaba prácticamente todas las exportaciones puesto que este era el destino principal de los vinos españoles, especialmente los del Priorat. El cooperativismo irrumpió en la comarca de forma coetánea al momento de recesión económica. Los patrimonios de los socios se pusieron como aval de los créditos para la compra de maquinaria y edificios. En Gratallops se organizó el Sindicato Priorat de Scala Dei en 1917, todavía hoy en activo. Poco a poco se fueron conformando diferentes fórmulas cooperativas similares en los pueblos prioratinos. Era necesaria una nueva forma de articular la organización en aquellos momentos en los que se requería asesoramiento en el tema de abonos y tratamientos fitosanitarios. Así las gentes del Priorat fueron adaptándose a la mejora en los métodos de elaboración, conservación del vino y comercialización.
La protección de un nombre Las dificultades que se presentaban ligadas a la crisis del sector vitivinícola eran todavía más profundas si cabe en el Priorat. La baja productividad, la ausencia de vías de comunicación para el transporte de la vendimia o el vino en una zona orográficamente accidentada complicaba todavía más los intentos de recuperación. No obstante el espíritu de los prioratinos no decayó puesto que eran conscientes de la calidad de sus caldos, de esta manera comenzaron una lucha para la defensa de un nombre que protegiese y garantizase la procedencia del vino. Se creó una comisión formada por todos los pueblos que habían pertenecido a la antigua jurisdicción de la cartuja y el 22 de julio de 1928 se dirigió una instancia al Ministerio de Trabajo exponiendo los objetivos de dicha iniciativa. Después de muchas vicisitudes y discrepancias en la creación y puesta en marcha de la Denominación de Origen junto con la Guerra Civil supusieron un retraso en su desarrollo. Con la aprobación de la DO Tarragona y el amparo de muchos municipios discordantes se llegó a un consenso para que finalmente loa vinos del Priorat lograsen una personalidad jurídica propia. No obstante, la existencia de una Denominación de Origen que supuso ofrecer ciertas expectativas no pudo solucionar los grandes problemas de despoblamiento y la crisis generalizada del mundo rural. A principios de los años 80 la comarca se encontraba inmersa en una situación de constante emigración y envejecimiento poblacional, casi podríamos decir que abandonada. Las cooperativas iban perdiendo socios, las instalaciones se quedaban obsoletas y las inversiones eran prácticamente inexistentes.
Logo de la Denominación de Origen Calificada Priorat
El inicio de la recuperación y el papel de los pioneros En este contexto de abandono y sin apenas perspectivas de futuro, un grupo de cinco personas enamoradas del mundo del vino y de una tierra con enorme potencial para producir grandes caldos de calidad extraordinaria decidieron poner en marcha un proyecto que transformaría radicalmente en sector del vino y la comarca (11). Estos cinco visionarios fueron personas con grandes inquietudes que supieron transformar un sueño en una realidad que superaría con creces sus propias expectativas. De esta manera la recuperación del sector vitivinícola del Priorat se consigue a partir del esfuerzo y la convicción de este grupo de personas con conocimientos técnicos y profesionales, que les permite innovar en un sector tradicional, después de casi 100 años de declive (12).
Cuatro de los cinco magníficos, de izquierda a derecha José Luis Pérez, Daphne Glorian, René Barbier y Álvaro Palacios; faltaría Carles Pastrana.
No hay que olvidar que la tradición vitícola de la comarca, aunque maltrecha por las diferentes crisis sufridas, hizo posible el mantenimiento de una herencia continuada en la elaboración de vino. También algunos de los llamados nous priorats aparecieron en escena ofreciendo objetivos similares a los cinco clos. Posteriormente grandes empresas vitivinícolas del Penedés así como algunos nombres ilustres comenzaron a elaborar vinos en el Priorat. Sin duda las cooperativas y bodegas han sabido diferenciarse en sectores de mercado así como la incorporación de jóvenes viticultores y enólogos, algunos venidos de muy lejos, han hecho del Priorat un mundo mejor.
Vídeo editado por la DOQ Priorat
Vino Recomendado desde Sonrojos [Ònix Clàssic]

Categoría: Vino tinto de la DOQ Priorat

Variedades: Garnacha y Cariñena.

Origen: Viñedos de garnacha y cariñena provenientes de terrazas de hasta 50 años de edad. Sus uva fue recolectada en parcelas de los pueblos de Gratallops, El Lloar, La Vilella Baixa y La Vilella Alta.

Elaboración: Vendimia manual, fermentación en depósito de acero inoxidable y posterior embotellado.

Nota de cata, por Frank Smulders MW: “En nariz encontramos agradables notas afrutadas con una complejidad especiada adicional, con aromas a pimienta. Cereza negra madura, moras, y ciruela negra fresca. En boca encontramos un vino sedoso al paladar y goloso, con mucha fruta negra madura que predomina junto con un toque especiado a pimienta negra, que hacen que quieras beber más y más, con un sorprendente y largo final. Sin madera, sólo vino, verdaderamente placentero.”
REFERENCIAS
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